jueves, 5 de mayo de 2011

Monográfico Daguerrotipo 10. Apuntes transversales sobre el cine antes de Octubre. Parte 1

Es 1916, Primera Guerra Mundial. Mientras el general Brusilov se interna en las líneas autrohúngaras e inmediatamente los alemanes ocupan Riga destruyendo buena parte de los contingentes rusos, Nicolás II fija su residencia a medio camino entre Moscú y el frente oriental; alejado del campo de batalla para no sufrir el fragor del frente pero, a su vez, lo suficientemente apartado de la capital como para hacer ver al pueblo su estatus y posición de jefe de Estado preocupado por la contienda.


En el Stavka, Cuartel General del ejercito ruso, el Zar instala su diversión favorita, una pequeña sala de proyección cinematográfica, no tan elegante como la privada palaciega del Tsarskoie Selo (residencia de la familia imperial en San Petersburgo) pero sí lo suficientemente confortable como para conseguir olvidar durante al menos algunas horas al día los efectos de aquella guerra que le obliga a permanecer alejado de la capital y de su familia.

"Bien, mi amor", escribe el Zar a su esposa con fecha 6 de abril de 1915, "mi querido pajarito, debo terminar; es hora de despachar el correo. Vamos a ir al cinematógrafo. Tu maridito Nicky" (Sic).


En la correspondencia mantenida entre marido y mujer, zar y zarina, durante aquellos dos años, se pueden encontrar continuas menciones a las películas que Nicolás II ingiere cada noche más como mero entretenimiento que con mirada crítica o estética. En estas cartas Nicolás II da su opinión, generalmente de una manera ligera y sin apenas profundidad, sobre los argumentos y tramas de los films; comedias -Keaton, Chaplin o Linder- y series detectivescas en su mayoría, que recibe en el Cuartel General tanto desde Moscú como desde el resto de países aliados.

"Nos han exhibido una parte de una película militar inglesa muy interesante... notablemente interesante y entretenida", "hoy se ha proyectado una película de Verdum, interesante", "vi dos películas divertidas de Max Linder que probablemente habrían gustado a los chicos"...


Pero no siempre en el Cuartel General del ejército ruso se proyectan ficciones y divertimentos, sino que en más de una ocasión, y como ocurrirá posteriormente de una manera propagandística y generalizada durante la IIGM, el cinematógrafo le muestra también al Zar los resultados de las batallas en el frente oriental; derrotas las más aunque también victorias de su ejército ante el avance alemán. "Ayer fui al cinematógrafo con particular interés, porque vi muchas escenas de Erzurum inmediatamente después de su caída. Las altas montañas eran de una belleza extraordinaria; cubiertas de nieve espesa, brillando a la luz del Sol...".


Pero de entre todo aquel cine utilizado como ansiolítico por el último Romanov, él siempre prefirió "Las hazañas de Elaine", siendo uno de los seriales producidos por la sección americana de Pathé (el más famoso junto a "Los peligros de Pauline"), que inspirado en las grandes sagas de Louis Feuillade aunque llevando la trama a un terreno mucho más melodramático, dará origen a las series denominadas "cliffhanger", en el que se reserva para el final del capítulo la mayor carga emocional con el objeto de mantener el suspense y el interés del espectador por el siguiente capítulo.

En "Las hazañas de Elaine" -dirigida por Louis J. Garnier, George B. Seitz y Leopold Wharton-, ésta, la protagonista, interpretada por Pearl White, trata de encontrar, con la ayuda de un detective, al asesino de su padre.


Los últimos capítulos del serial, que Nicolás II antes de la Guerra disfrutó al calor de su familia en el Palacio Real, tuvo que verlos, muy a su regio pesar, alejado de su mujer, por lo que en sus cartas se pueden leer continuos comentarios de lo visto por el Zar junto a la cúpula del Ejercito ruso en cada episodio, para de esta manera compartir a la distancia con su mujer los detalles de la trama así como las emociones sentidas frente a la pantalla.

El 7 de diciembre de 1916, el Zar escribe ansioso a su esposa tras visionar el último y definitivo capítulo de la saga: "Sabemos, por fin, quien era la misteriosa mano", proclama nervioso. "Su primo y novio, ¿lo creerás? Esto causó gran excitación en la sala".


Pero la Zarina no parece estar ya para seriales y cinematógrafos. Sólo dos meses después de recibir esta carta, envía a su esposo un telegrama urgente: "La revolución de ayer alcanzó proporciones terribles. Sé que otras unidades del ejército se han unido. Las noticias son más graves que nunca. Las huelgas continúan. Muchas tropas se han unido a la Revolución".

El Zar tratará de regresar al cuartel general pero no llegará más allá de Dno. Tras ser informado de la victoria de la Revolución resuelve abdicar a favor del Duque Mijail, quien rápidamente abdica a su vez. El 8 de marzo sería definitivamente arrestado y confinado con su familia en el Palacio del Tsarkoie Selo. Siberia y Octubre están al caer.


De ese último año de vida de los Romanov se ha recuperado un telegrama, posiblemente apócrifo, publicado por Jay Leyda en su "Historia del cine ruso y soviético" y que supuestamente pudo mandarle al Zar Lewis Selznick (productor de cine mudo nacido en Ucrania y padre del mítico productor hollywodiense David O. Selznick), y que dice:
"Cuando yo era un nilño en Kiev, algunos de sus policías no fueron amables conmigo y mi pueblo. Stop. Vine a America y prosperé. Stop.
Ahora escucho con pena que usted se encuentra sin trabajo allí. Stop.
No siento rencor pòr lo que hicieron sus policías, de modo que si desea venir a Nueva York le puedo asegurar una buena posición para actuar en el cine. Stop.
El salario no será objetado. Stop.
Conteste a mi cargo. Stop.
Saludos para usted y su familia.
Selznick, Nueva York."

Apócrifo o no, el contenido del telegrama no deja de ser una perversa joya.

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